Ricardo Ordóñez, el niño que aspira a ser prodigio en el ajedrez

Movido por su curiosidad y su deseo de aprender, Ricardo Andrés Ordóñez Bonilla tomó un set de ajedrez a los 9 años sin imaginar que un año después se convertiría en el ajedrecista centroamericano más joven en obtener el título de Maestro FIDE.
Ricardo dio muestra de su talento recientemente al finalizar como el mejor guatemalteco, mejor jugador categoría U20 y U12 en el Torneo Subzonal 2.3.1 Absoluto 2025 que se disputó en Honduras, donde se midió con jugadores de Centroamérica, México y del Caribe.
Estudiante de cuatro grado primaria en el Colegio Austriaco, Ricardo aspira a ser el niño prodigio del ajedrez nacional, gracias a sus destrezas de aprendizaje rápido y una “memoria extraordinaria”, como él mismo se define.
Con el mejor punteo ELO del país en la categoría de 11 años, Ricardo ha empezado a escribir su historia en el deporte ciencia en el que anhela transcender a nivel internacional.
En esta entrevista con CDAG Ricardo cuenta sobre su pasión sobre el ajedrez, el apoyo incondicional de sus padres y su rutina como estudiante y jugador de la Asociación Nacional.
El punto de partida
Antes de practicar ajedrez, Ricardo recuerda que pasó por deportes como el atletismo, natación y karate, en el que se desempeñó con más competitividad.
“Después de un tiempo el karate me aburrió y cómo soy un niño muy curioso en mi casa encontré un set de ajedrez y empecé a jugar solo; aunque a mi papá también lo veía jugar”, cuenta.
Su interés por el ajedrez creció además porque se identificó con la pieza del caballo, que es su animal favorito.
Ricardo se refiere a las cualidades que lo hicieron confirmar su gusto por este deporte: “Se me dan muy bien los juegos de memoria, tengo una memoria extraordinaria. Allí fue cuando dije que el deporte se me haría fácil, porque aprendo muy rápido. Mientras algunos aprenden en tres años, yo lo puedo hacer en un año”, asegura.
Ricardo empezó a progresar rápidamente en el juego y en la puntuación ELO, gracias a varios factores, como él mismo plasma: “Me considero un niño bastante talentoso y me intereso siempre en aprender. Se me quedan mucho los patrones, soy muy estratégico y táctico. Luego encontré aplicaciones para jugar y me integré a la Asociación”, añade.
Pequeños pasos hacia la élite
Ya como parte de la Asociación Nacional y junto a su entrenador Guillermo Bolaños, Ricardo debutó en el circuito de competencias, con primeros y segundos lugares en Torneos IRT Blitz.
El año pasado también tuvo su estreno internacional, al participar en el XIX Festival de Ajedrez Centroamericano y del Caribe de la Juventud en El Salvador, donde obtuvo un segundo y un tercer lugar, además del título CM (Maestro Candidato).
Y en abril de 2025, Ricardo vivió una de sus mejores experiencias al competir en el Torneo Subzonal Absoluto en Tegucigalpa, Honduras, donde fue el noveno lugar general y logró el ansiado título de Maestro FIDE.
“Ese torneo me dejó muchas enseñanzas y también dolor porque hubo partidos contra Maestros Internacionales que dejé ir en los últimos momentos. Todos se sorprendieron al ver a un niño entre los mejores de Centroamérica”, cuenta.
Con esos resultados, Ricardo afirma sentirse muy motivado y dice que su meta es seguir mejorando y ser más constante.
“Me siento muy feliz, soy uno de los pocos niños que ha conseguido ese título. Somos entre 30 o 40 en hacerlo a tan corta edad en el mundo y estoy contento de ser parte de esa élite”, admite.
En el corto plazo Ricardo aspira a llegar a los 2,200 o 2,400 puntos ELO. “Me veo con la capacidad de hacerlo y gracias a mis papás y a la Asociación que me han conseguido torneos”, afirma.
Los objetivos de Ricardo no tienen límites: “mi sueño es ser campeón del mundo, de algún ritmo de juego. No lo veo tan improbable, mi aprendizaje es rápido. Tengo un muy buen futuro, puedo llegar lejos si sigo trabajando así”, expresa con ambición.
Ejemplos a seguir
Inspirado por ajedrecistas contemporáneos que han marcado la historia, Ricardo opina sobre las cualidades de sus referentes y lo que ha aprendido de ellos.
“Admiro a tres jugadores en específico. El japones Hiraku Nakamura, porque siempre juega feliz, le gusta aprender, es carismático y tiene canales donde enseña ajedrez. También al noruego Magnus Carlsen, por ser el mejor del mundo. Y el prodigio Denis Lazavik, que me ayudó a ponerme metas reales y me dio la confianza de que yo lo puedo hacer”, resume.
El estudiante con vida de atleta
Con madurez y seriedad, Ricardo se refiere a sus dos facetas: “me gusta mi vida de estudiante. Pienso seguir mis estudios, porque es necesario para mi crecimiento. Aprender a cuidarse, tener una vida feliz y con amigos. Hay niños ajedrecistas que han dejado el colegio, pero yo pienso seguir mis estudios. Hay que tener un balance, para juego, diversión, niñez, colegio, aprendizaje y ajedrez”, afirma con claridad.
Y habla sobre su rutina en las aulas y en los entrenos: “Me dedico al colegio de lunes a viernes, pero también en las tardes recibo unas cuatro o cinco horas de clases de ajedrez con mi profesor. De lunes a miércoles vemos teoría, jueves y viernes me deja partidas y el sábado se analizan errores para mejorar”, explica.
Por otra parte, Ricardo alienta a otros niños a que se prueben bastantes deportes en los que puedan destacar y al mismo tiempo aconseja practicarlos para divertirse y que no se convierta en un sacrificio.
Su visión del juego
Ricardo cuenta cómo es su preparación antes de afrontar una partida: “Memorizo líneas, para ver como trabajar las partidas, doy un respiro, entro en calma y me concentro en el juego”.
Y de acuerdo con su criterio, aunque en el ajedrez no hay una actividad física constante como en otras disciplinas, si lo considera deporte porque hay un desgaste mental.
Para finalizar, Ricardo deja su análisis sobre el aprendizaje que le ha dejado el ajedrez: “El ajedrez no es solo un juego, es muy complejo. Por momentos te da mucha felicidad y por momentos te puede romper. El mayor aprendizaje es que esos bajones te ayudan más adelante”, detalla.
Galería de fotos: