Guillermo Rivas, el decatleta resiliente
Guillermo Alfonso Rivas Flores, nacido en Livingston, Izabal, asumió el reto de liderar el cambio generacional como especialista del decatlón y ha respondido con creces.
A sus 21 años y a las puertas de competir en sus primeros Juegos Centroamericanos, Guillermo es poseedor de los récords nacionales y centroamericanos (U18 y U20 en decatlón) y sube la apuesta para lograr el de la categoría mayor.
La prueba del decatlón, que es para los varones, se compone por diez pruebas (en las que se compite en dos días): 100 metros, salto de longitud, lanzamiento de peso, salto de altura, 400 metros, 110 metros vallas, lanzamiento de disco, salto con garrocha, lanzamiento de jabalina y 1,500 metros.
Pese a vivir momentos de incertidumbre por su carácter desobediente, Guillermo disfruta su presente como atleta de alto rendimiento becado por la Federación Nacional y lo asume con responsabilidad.
En esta entrevista con CDAG, Guillermo cuenta sobre su faceta multideportiva, habla de las dificultades en su adolescencia, las lecciones aprendidas a través del deporte y sus anhelos.
Primero, Guillermo habla del orgullo que le produce representar a la cultura garífuna, de la cual es parte: “ser garífuna es identidad, es mi motivación. De pequeño me inculcaron hablar el idioma, que es importante para nosotros. Y toda la cultura, aprendí a tocar tambor, los cantos en garífuna; es algo que quiero transmitir a las nuevas generaciones”, expresa.
El rebelde de Livingston
En su natal Livingston, Guillermo relata que desde pequeño se probó en varios deportes como futbol, atletismo, beisbol y boxeo, demostrando un abanico de cualidades físicas y técnicas.
“A los 13 años tuve la oportunidad de irme con una beca a España, pero mi mamá no me dejó”, recuerda con nostalgia.
Su acercamiento con las pruebas de pista y campo del atletismo llegó gracias a un amigo que emigró a Estados Unidos: “el me llevaba a entrenar, aunque yo aún no tenía zapatos. Lo hacía por acompañarlo y no era tan constante, no era tan rápido ni tan fuerte”, rememora.
Cuando cursaba primero básico su profesor de educación física lo invitó a probarse en beisbol y de nuevo surgió la posibilidad de irse becado, esta vez a Baja Verapaz, pero por decisión de su familia tampoco la tomó.
Guillermo narra que también practicó boxeo, gracias a su amigo y entrenador Alex Borja, y hasta fue subcampeón de Juegos Deportivos Nacionales. Mientras seguía también desatacando en atletismo.
“En esa etapa, con 15 años, me volví rebelde, tuve problemas personales y hasta me expulsaron de la escuela”, admite.
Debido a esas dificultades su madre decidió meterlo al internado de la Asociación Ak’ Tenamit en Izabal, donde su vida se empezó a reencausar.
“Estando allí lo que me ayudó a no ser tan peleonero fue empezar a enseñar lo que sabía de boxeo y atletismo. El primer año llamaba llorando a mi mamá porque no me acoplaba”, reconoce.
En su segundo año en Ak’ Tenamit, Guillermo recibió la llamada de la Federación Nacional de Atletismo, que le ofreció la oportunidad de estudiar y entrenar en la capital, por iniciativa del entrenador cubano Raúl Terry.
“Al llegar al alberge vi a los atletas mayores que estaban y me impresioné; Ken Franzúa, Ronald Ramírez y Wienstan Mena, a quienes admiraba”, admite.
Guillermo recuerda que cuando fue recibido por el entrenador Terry le dijo que el plan era que poco a poco pudiera sustituir a Ronald Ramírez como parte del proceso del relevo generacional de la Federación.
“Me puse a sus disposición y el primer año fue para probar mi potencial. Luego durante el segundo llegó la pandemia y tuve que volver a Izabal”, recuerda con tono de lamento.
Confiar en el proceso
En 2021, un Guillermo ya entregado por completo al atletismo dejó destellos de su nivel al clasificar a su primer Campeonato Centroamericano categoría juvenil.
“Por falta de competidores en U18 casi me quedo fuera de competencia, pero me inscribieron en la U20 y para mi sorpresa y la de mis entrenadores terminé con récord centroamericano”, revive con alegría Guillermo.
Su récord centroamericano de decatlón en la categoría U18 sigue vigente con una marca de 5,732 puntos.
Acostumbrado a superar la adversidad, el año siguiente Guillermo tuvo dificultades para seguir entrenando y lo cuenta así: “mi mente me estaba consumiendo por la presión y expectativa de dar resultados. Pensé en dejar de entrenar y creía que iba a decepcionar a todos”, confiesa.
Pero apareció la guía de su entrenador: “el profe Terry me hizo reflexionar y simplemente me pidió dar lo mejor de mí. Ese año vi mejora en mis marcas, fui al Centroamericano y volví con récord centroamericano U20”, asegura.
Entre 2023 y 2024 Guillermo afrontó lesiones en sus rodillas y de tendón, lo que le impidieron competir al 100%, y aun así logró la marca de acceso para competir en los Juegos Panamericanos Junior Asunción 2025.
“Llegué con mucha motivación, pero lamentablemente me lesioné en un entreno de pértiga, tuve un corte en la mano con seis puntos de sutura y no me dejaron competir”, cuenta.
“Acepté la situación con calma. Si hubiera sido aquel niño rebelde ya me hubiera retirado. Pero gracias a lo que mi entrenador me ha enseñado, a ser perseverante, sigo acá”, añade son sinceridad.
Mirada al frente
Con la cercanía de los Juegos Centroamericanos Guatemala 2025, que en las pruebas de pista y campo del atletismo se tendrá como subsede Quetzaltenango, Guillermo aspira a ser protagonista.
“Ya estoy recuperado y entrenando enfocado en los Juegos. Mi meta sería llegar a los 7000 mil puntos”, afirma.
Guillermo también se atreve a una meta más grande: “Quiero llegar a Juegos Olímpicos, es el sueño de cualquier atleta, representar a Guatemala en el más alto nivel. No es algo imposible, tengo que creer en mí. El deporte me enseñó a que rendirme no es una opción”, subraya.
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