Las hermanas Teletor hacen de la marcha un estilo de vida

Por: Manuel Chun

Caminan a paso ligero sobre el asfalto, mientras sus cuerpos se contonean con una técnica adquirida a base de constancia y disciplina. Y aunque en la marcha atlética flotar no está permitido, las hermanas Glendy y Yaquelin Teletor se elevan con fuerza para alcanzar sus objetivos, como el Campeonato Mundial de Atletismo Sub-20 al cual ya están clasificadas; en un futuro, también quieren estar en los Juegos Olímpicos de París 2024.

Sus primeros pasos

En el 2012, con apenas 10 años de edad, Glendy se interesó por la marcha en la colonia Lavarreda, Zona 18. “Antes practicaba bádminton, pero solía subir a mi terraza a ver cómo marchaban en la calle y me llamó la atención. Estuve cerca de un mes pidiendo permiso a mamá”, comenta la oriunda de Cubulco, Baja Verapaz.

Fue entonces cuando conoció a Mirna Ortiz y Erick Barrondo y su historia como ganadores de plata y oro, respectivamente, en Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, un importante estímulo para ella y su deseo de superación. “Eso me motivó a querer marchar; la emoción de practicar un deporte nuevo y soñar que algún día lograría grandes cosas”, expresa Glendy, quien llegó a Selección de Guatemala en el 2014, en la categoría infantil A.

La curiosidad de Yaquelin, propia de una niña de 7 años, hizo que fijara su mirada en Glendy, y literalmente seguir sus pasos en la práctica de un mismo deporte. “La veía marchando y le dije a mi mamá que yo también quería entrenar, una semana después comencé”, expresa la joven nacida en la capital, mientras recuerda su fallido intento en el bádminton. “Traté de practicarlo pero no pude, no podía tomar bien la raqueta, eso no era para mí”, sonríe.

Entre deporte y estudio

Para ambas marchistas, distribuir el tiempo entre deporte y estudio es de las principales dificultades a superar. En el 2018, Glendy ingresó a diversificado y comenzó a exigirse más en el estudio y no dedicaba tiempo al deporte. Dejó de llegar a entrenos y, por ende, quedó fuera de varias competencias, por lo que tuvo que encontrar un balance.

“Nos sigue costando el hecho de llegar a entrenos; yo venía del colegio, tenía diez minutos para tomar mis cosas e irme en transmetro, era muy cansado. Ahora hemos logrado, gracias a CDAG y la Federación Nacional de Atletismo, coordinarnos mejor”, explica Glendy, quien ahora estudia Ciencias Jurídicas y Sociales en la Universidad Da Vinci.

Para Yaquelin, acostumbrarse al día a día de un atleta de alto rendimiento ha sido lo más difícil de esta nueva etapa en su vida.  “Levantarse temprano, tomar el bus, llegar al estadio para mi preparación y entrenos, ha sido duro. Hoy no lo tomo como una obligación, sino como motivación para alcanzar mis metas”, comparte la juvenil, quien cursa el cuarto Bachillerato en Ciencias y Letras con orientación en computación.

Momentos difíciles

Dos años después de estar involucradas en la marcha, surgió un momento que marcó un antes y un después para las hermanas Teletor, tras quedarse sin entrenador, ¿Qué hacemos? ¿Seguimos o no? fueron las preguntas que surgieron al encontrarse a la deriva.

“Al final del día, mi mamá nos terminaba entrenando a nosotras y siento que eso nos hizo madurar, porque ya no veíamos el deporte como un pasatiempo”, indica Glendy sobre ese instante. Un 8 de mayo de 2015 todo cambió, al llegar a sus vidas el entrenador Mynor Ortiz, quien se encargó de guiarlas hasta la clasificación mundialista.

Mundial a la vista

El Campeonato Mundial de Atletismo Sub-20, a realizarse en la ciudad de Nairobi, Kenia, del 17 al 22 de agosto de este año, contará con la participación de Glendy y Yaquelin en la distancia de 10 km. La primera obtuvo su clasificación en el pasado Campeonato Nacional de Marcha Atlética 2021, con registro de 48 minutos y 38 segundos; en tanto, Yaquelin hizo lo propio durante el I Campeonato Internacional Preparatorio en diciembre del 2020 con tiempo de 50 minutos y 8 segundos.

“Clasificar al mundial fue el punto de partida para decir: yo merezco esto y voy a luchar por eso”, cuenta con emoción la mayor de las hermanas, quien desde ya se enfoca en posicionarse entre las mejores diez del mundo como meta principal, pero anhelando subir al podio en el continente africano.

Yaquelin comparte la misma sensación, pues desea emular las glorias de Mirna Ortiz, a quien admira. “Todo lleva un proceso, y es en este punto que te das cuenta que valen la pena los desvelos, las madrugadas, el cansancio, esto es lo que quiero en mi vida”, confiesa.

El sueño de París 2024

Esto es apenas el inicio de un camino que ya tienen trazado las juveniles, pues serán parte de los atletas guatemaltecos que busquen su clasificación a los próximos Juegos Olímpicos de París 2024, por lo que esperan ser protagonistas en todos los eventos del Ciclo Olímpico.

“Tenemos a la vista posicionarnos entre las primeras diez marchistas olímpicas; es nuestra meta a largo plazo y empezará con los Juegos Centroamericanos en Santa Tecla del 2022”, revela Glendy, de 19 años.

Unión de hermanas

Aunque en competencia separan lo deportivo de lo familiar, reconocen que a veces es difícil, pues se consideran compañeras de equipo practicando un mismo deporte. “Queríamos clasificar juntas al mundial el año pasado, pero solo me clasifiqué yo; gracias a Dios este año ya estamos las dos, es una gran satisfacción”, dice Glendy

Sentirse orgullosa de su hermana y trabajar de la mano por alcanzar sus metas es algo que recalca Yaquelin, pues clasificarse juntas a París 2024 es algo que anhela. “No todos los atletas tienen ese privilegio, es una sensación única. Decir que vamos a unos Juegos Olímpicos las dos juntas, sería algo soñado”, finaliza la marchista de 16 años.