Jocholá, el vivo ejemplo de los Valores Olímpicos

Por: Manuel Chun

El momento de decir adiós llegó para Abel Jocholá, el veterano ciclista que a sus 41 años y con nueve vueltas corridas, se despedirá del deporte que tanto ama al final de la 59 Vuelta Ciclística a Guatemala. Por ello, su trayectoria fue homenajeada en la novena etapa con el suéter de Valores Olímpicos.

«Agradezco a Dios por la fuerza que me dio para terminar la novena etapa, también al Comité Olímpico Guatemalteco por ese cariño, aprecio y el apoyo que me tienen como atleta; para mí es valioso ese suéter», confiesa «El Toro», luego de vestirse por segunda ocasión con el suéter de Valores Olímpicos, ya que lo recibió en la edición anterior en su regreso al giro tras una larga suspensión y ahora por su lucha incansable por sobresalir, no sólo en lo deportivo, sino en lo personal.

«Cumplo mi novena vuelta. Dí todo lo mejor… A pesar de la edad y los compromisos personales que tengo, estoy agradecido con Dios por darme la fuerza para terminar la 59 edición», comparte el originario de la Aldea Las Mercedes, Patzún, Chimaltenango, quien dió sus primeros pedalazos en 1998 y representó a los equipos Molinos Helvetia, Racán Club, y ahora a la Asociación de Chimaltenango, donde su experiencia y aptitudes sirven de ejemplo para sus compañeros.

«He trabajado por ser ejemplo, en especial para mi equipo, con patojos como Sergio Chumil o Fredy Toc, que estuvieron metidos en los embalajes y peleando podios», explica «El Toro» quien, como único élite, aportó también su experiencia a Leonardo González, Esvin Ixtamer y Walter Pérez, sus otros compañeros, todos Sub-23.

De niño, Jocholá disfrutaba escuchar en las radios cuando transmitían las vueltas y se inspiró con el triunfo del legendario Edin Roberto Nova. «Desde ahí entró el ciclismo en mi mente y corazón, me dije: ‘quiero correr una Vuelta a Guatemala’, gracias a Dios lo cumplí», comparte Jocholá, quien será recordado por aquella sexta etapa en la edición del 2002, cuando se impuso con autoridad en un épico embalaje en Retalhuleu, hecho por el cual recibió su sobrenombre del mexicano Domingo González.

Sus embestidas le permitieron ser protagonista al sumar a su palmarés en vueltas, dos etapas más (2001 y 2004) y el título de campeón de metas volantes en el 2003, además de segundas y terceras posiciones, por lo cual se le recordará siempre como un luchador incansable.