La luz del deporte guía el camino de Isaac Leiva

Isaac perdió la vista por completo a los 21 años, justo cuando su carrera deportiva como levantador de pesas iba en ascenso de la mano de grandes sueños para convertirse en un atleta de alto rendimiento.

Esto significó un golpe devastador para Leiva, quien en medio de la depresión amenazó incluso con quitarse la vida en tres ocasiones.

Hoy, el corpulento barrioporteño de 39 años, es un hombre sonriente, soñador, esposo abnegado (está casado con Heady Gil), padre de familia ejemplar (Darina es el nombre de su hija de un año y medio) y atleta perseverante que encontró en el deporte adaptado un renacer en su vida.

Hace cuatro años, Leiva portó los colores azul y blanco en los Juegos Paralímpicos de Londres en los que fue el único participante guatemalteco en el evento global que reúne a atletas con discapacidades físicas.

Aunque los registros dieron cuenta que terminó lejos del podio (puesto 15 en la prueba de impulso de bala, clase F11/12, con marca de 9.83 metros y sin posición en lanzamiento de disco), para Leiva fue un triunfo de la voluntad, de la dedicación, del doble esfuerzo y de la esperanza por superar las adversidades.

“En junio del 2012 me descartaron para ir a los Juegos, a pesar de que había ratificado la marca B en una competencia en Estados Unidos (en el Abierto de Indianápolis). Pero a falta de tres días para el inicio de las competencias, recibí un comunicado del IPC (Comité Paralímpico Internacional, por sus singlas en inglés) en el que me dijeron que por mi marca tenía derecho a participar”, relató.

En su última aparición en eventos del Ciclo Paralímpico, Leiva tomó parte de los Juegos Parapanamericanos de Toronto. Compitió en impulso de bala (octavo puesto), lanzamiento de disco y jabalina (sexto en ambos).

Leiva no ve factible su participación en los Paralímpicos de Rio 2016 que se celebrarán entre el 7 y el 18 de septiembre, debido a que en el último evento en el Desert Challenge Games en Phoenix, Arizona estuvo lejos de las marcas.

 

Vida llena de obstáculos

Leiva, de raíces garifunas, se crió en Puerto Barrios, Izabal, junto con cinco hermanos mayores (Gerardo, David, Javier, Dominga y Delma). Su padre se dedicaba a la carpintería y su madre a la venta de gastronomía de la región.

“Tuve una niñez alegre, pero con limitaciones. Y esa creo que es la virtud que me ha ayudado a llegar a donde estoy. Todos mis hermanos emigraron a Estados Unidos para buscar mejores oportunidades. Yo crecí con mis padres y desde joven trabajaba en un taller de herrería y luego en reparaciones marítimas”, cuenta.

En 1998 una enfermedad mal tratada afectó su vista y derivó en ceguera total dos años más tarde.  “Estaba por cerrar la carrera de bachillerato en dibujo técnico cuando sufrí un accidente en la reparación marítima. Me dejaron un medicamento que me afectó y me provocó despigmentación en la retina. A los dos años el diagnóstico fue retinitis pigmentosa bilateral oblicua profunda, que me dejó completamente ciego”, expresó.

Luego de una etapa de crisis, Leiva admitió: “el acercarme a Dios me dio la paz interior que necesitaba para aceptar mi discapacidad. Y para no dejar de luchar por mi ideal, que es lograr la equidad de las personas para que cada quien tenga lo que se merece por su esfuerzo”.

Para Leiva el día a día es una lucha. “Hay obstáculos y circunstancias diferentes. A pesar de mis 17 años de ceguera,  siempre hay que estar alerta de todo”, complementa.

 

Deportista nato

En su natal Puerto Barrios integró las filas del equipo de futbol Tally Juca, en el que destacó en las categorías especiales. Como exponente de la halterofilia y a pesar de su ceguera, Isaac dio la nota como campeón Centroamericano y Centroamericano y del Caribe a nivel juvenil y mayor.

Luego en 2007, el entrenador Carlos Iriarte lo reclutó para el atletismo adaptado. “Me buscó y me dijo que aunque me hubiera quedado ciego, eso no era limitante para alcanzar mis sueños”.

“Gracias a los entrenadores Jorge Castro y Dora López recibí la orientación para ubicarme en las zonas de lanzamientos. Otro profesor, Luis Álvarez, me vio entrenar y me introdujo en el deporte adaptado”, amplió.

Con la fuerza de su voluntad, Leiva se dedica a la práctica del atletismo y también como entrenador de iniciación deportiva para la DIGEF, labor en la que deja patentada su ejemplo de perseverancia hacia las nuevas generaciones.